miércoles, diciembre 16, 2009

Exposauna 2009: ramen et circensis.

Incluso con un año de barbecho entre medias, repetimos sensaciones en este Expocómic 2009: seguimos pensando que su ubicación en el Pabellón de Convenciones de la Casa de Campo es del todo inadecuada (por su insuficiente capacidad, por la incomodidad de sus espacios, por su falta de medios...) y no nos creemos que en la capital del reino no exista otro recinto más preparado para un evento que, en algunos momentos, ha convertido el interior del pabellón en una suerte de Loisiana preparándose para el Katrina.

La masa
Para arreglar un poco las cosas, el sábado (día de nuestra visita), el recinto, transformado en salón crematorio, decidió luchar contra la evidencia invernal y demostrar a los visitantes que, hasta en los días más gélidos, las glándulas sudoríparas están ahí haciendo su trabajo. Si esa tarde de diciembre en el interior del salón no estábamos a treintaymuchos grados centígrados, tenemos el termómetro recalentado. El espectáculo bien valía la visita: impagable la imagen de Barry Kitson intentando que las gotas de sudor no salpicaran sus originales; o esas hordas de falsos zombies con unas llagas más realistas y supurantes que nunca, por obra y gracias de la sudoración abundante que garantizan unos cuantos quilos de maquillaje; tampoco era un asunto baladí observar los esfuerzos de los comensales de ramen para que sus grandes vasos no sirvieran de recipiente a fluidos ajenos (por aquello del rebose). Una friqui-selva tropical en medio de Madrid.
Otra de las sensaciones que no nos abandona (y ahora ya no hablamos de axilas) es la de que, en el fondo, en los Expocómics el cómic es lo de menos: podría llamarse Exporramen o Expopachinko y prácticamente no cambiaría nada; si me apuran, ni siquiera los asistentes. Al Expocómic los visitantes (menores de edad en su mayoría) no van a comprar cómics o a enterarse de las novedades, ni siquiera a pedirle un dibujito a su autor favorito, no, a Expocómic uno va a hacerse fotos con los ninjas, songokus, narutos y demás colegialas hentai convenientemente disfrazadas; se va a echarse unas risas con las luchas escenificadas, a comprar chuches y a comer ramen (again) y si quedan unos euros, a algún stand donde vendan figuritas o espadas, a ver si se puede completar el atrezzo. ¿Cómics? Estar, están, por ahí, en los stand, enmarcando lo verdaderamente importante.
Sí, ya sabemos que la parafernalia de los fans disfrazados es inherente a cualquier salón de cómics que se precie. Hablamos únicamente de grados y presencia, no se crean. En realidad había cómics, cómo iba a ser de otra manera. Que se lo digan a los chicos de Ponent Mon, que dieron una de las campanadas del evento al ofrecer de saldo casi todas las obras que publicaron en 2007: elegías rojas a 3 euritos, voluptuosidades a 4, trondheims y de crecys variados a 4 y 5, etc. Una bicoca si no te los habías comprado ya a los precios correspondientes. ¿Cuánto tendrá que ver este asunto con aquel otro?
Los imPonentes impotentes saldos
Dicho lo cual, la nómina de autores de Expocómic era lustrosa y entre ellos había "imprescindibles" como el mismo Trondheim, don Carlos Giménez, Jordi Bernet, Daniel Torres, Adolfo Usero o Rubén Pellejero; aparecieron por allí, además, muchas de las nuevas estrellas del cómic (superheroico o no) actual: David Aja, Tim Sale, José Luis Ágreda, Pasqual Ferry, Carlos Vermut, Mark Buckingham... No era fácil hacerse con una rúbrica, debido a la gigantesca demanda con cita previa, pero siempre es enternecedor ver a artistas a los que admiras fogueándose con el fan.
Daniel Torres, un modernista con futuro
Carlos Giménez, pionero y elegante
También tenemos que destacar, como hicimos en su día, el interesante sistema de venta de originales, localizados todos en el punto central de esa planta superior que circundaba la sala y, en algunos casos, con unos precios la mar de golosos: no pudimos evitar hacernos con una estupenda página de Barry Kitson de Invasión Secreta: los 4 Fantásticos. El norteamericano, jovial y charlador, "regalaba" algunas de sus espectaculares planchas por poco más de 30 euritos. Justo al lado, en los muros colindantes, tuvimos que detenernos hipnotizados ante los impresionantes originales de Crisse y su Atalanta, barrocos, exuberantes y llenos de talento; sólo superados, quizás, por los impresionantes lápices de Rubén Pellejero, uno de los dibujantes que mejor ojo tiene a la hora de agenciarse guionistas y con más capacidad para dotar de poesía visual (magnífico colorista) sus historias.
Kitson, simpático y solícito
Ya ven, con todo lo que sudamos, mereció la pena la visita y, pese a todas las buenas intenciones (en los términos actuales de crisis económica) volvimos otra vez con un saco de lecturas que amenazan con derrumbar la torre que se erige en nuestra mesilla. Salones, para que os quiero.
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Hablando de eventos, si no tienen ustedes otra cosa mejor que hacer y andan cerca de Valencia, el viernes por la mañana les veo en este otro (si las autoridades lo permiten y la nieve no lo impide).

4 comentarios :

Jolan dijo...

:D Muy cachondo artículo, pero tristemente cierto. También sufrí los calores tropicales de esta edición. Y eso que yo fui el viernes, escarmentado ya de haber ido otros años en fin de semana... Definitivamente, te recomiendo jueves o viernes para la próxima: ni punto de comparación. Al menos, se puede uno mover a gusto entre stands y ver las exposiciones cómodamente.

Estoy de acuerdo contigo en que sobran un poquito el tema de disfraces, golosinas de esas y demás. Pero en fin, mientras no molesten mucho... Aunque no deja de ser un lástima que distraigan la atención de lo verdaderamente importante en este salón.

Lo de Ponent Mon no tiene nombre: ver los 11 títulos de Bokko hipersaldados a 30 €, cuando por los cuatro primeros llevo pagados 44€... de verguenza! Eso sí, no compro más.

Por último, mencionar que lo mejor, sin duda, las exposiciones y poder saludar personalmente a tus autores preferidos (además de obtener algún dibujillo) así como encontrar algunas compras interesantes que hacer.

Saludos!

Little Nemo's Kat dijo...

Gracias por la visita. Estamos de acuerdo en casi todo, Jolan. Me encantaría seguir tu consejo e ir entre semana, lamentablemente, a los que vivimos fuera de la capi, sólo nos queda la solución drástica del sofoco festivo, o sea, sábado y domingo. Intentaremos hacer un poder, la vez siguiente.

Le acompaño a usted en el Boko-sentimiento. Tómeselo con filosofía...zen ;)

Lauri dijo...

Al final esto es así. A la gente le gustan estas cosas por las frikeces pero pasan del verdadero objetivo de la exposición. Es como cuando los jubilados van a Fitur a coger panfletos de viajes a los que nunca van a ir. Siempre habrá gente que realmente disfruta de la exposición, aunque tenga que aguantar al resto.
Don't cry, baby...

PD. Olvidé el papel con tus recomendaciones. Al final cogí "Little Nemo en el país de los sueños" y "Me acuerdo. Beirut", de Zeina Abirached (me recordaba a Persépolis) y los DVD de Persépolis y Seda (que también los he leído). Te cuento, ¿ok? (Maldito tren).

Little Nemo's Kat dijo...

Verdad, en ocasiones lo de menos es lo de más. Menos mal que, normalmente, lo sabemos y prevemos antes de asistir, así que uno va a los eventos preparado para la feria.

Busca El fotógrafo (de Guibert, Lefevre y Lemercier) y Pyongyang (de Delisle), te gustarán.