miércoles, junio 30, 2010

Tres veces breves

Últimamente no le sacamos fuerzas, ni tiempos, ni a la flaqueza. Nos despachamos con tres breves que, no por muy comentados en la blogosfera estos días, queremos pasar por alto en ésta, su casa:
1) Ya llegó el cómic-restauración-acontecimiento de Feininger a manos de maese Caldas, ya lo saben. Ya hablamos de ello y le hemos puesto alguna palabra al asunto. Se trata de la restauración minuciosa y la traducción al español (por vez primera) de Los niños Kin-der, de Lyonel Feininger. No hemos podido aún ojear nuestro ejemplar, pero las primeras opiniones hablan de una edición modélica. Por ahora, sólo se puede obtener una copia del mismo a través de transferencia bancaria o giro postal al propio Caldas, aunque, muy seguramente, pronto se podrá obtener en librerías especializadas. Ante la importancia del acontecimiento, nosotros no esperaríamos demasiado, no fuera que se nos pasara el barco de "tamaño" evento; en la nota de prensa se decía:
Pago por giro-postal, Paypal o transferencia bancaria (IBAN: PT50003506660003845690063, BIC/SWIFT: CGDIPTPL; sí el banco le pide más dígitos, añada xxx). Además, puede aprovechar para adquirir alguno de los otros libros del mismo editor, los cuales se pueden ver aquí: www.manuelcaldas.com
2) Más cosas acerca de trabajadores esforzados del cómic. Nos llegó el otro día otra buena (excepcional) noticia en forma de la aparición integra online de 20 números de la revista Dominguín, uno de los hitos del cómic seminal en nuestro país. Como suele ser lógico, la lectura de publicaciones que tienen casi 100 años de antigüedad es un lujo normalmente reservado a coleccionistas. Por eso, cuando Rafael Ruiz y el propio Manuel Barrero nos comunicaron la aparición de Dominguín en el blog de Tebeosfera, se pueden imaginar ustedes nustra cara de sorpresa. La lectura detallada de los ejemplares es posible gracias a una nueva herramienta integrada también en Tebeosfera, el Tebeovisor. Más detalles: 
Tebeosfera  se enorgullece de presentar un hito en la historia de nuestros tebeos, la codiciada publicación Dominguín, cuya ficha hemos abordado tras meses de pesquisas y gracias al esfuerzo y el amor coleccionista de Jaume Bosch. Además Antonio Moreno y Francisco Álvarez han hecho posible disfrutar de esta histórica cabecera gracias a la creación de nuestro TEBEOVISOR, una aplicación que permite leer los 20 números de estos (y otros) tebeos casi imposibles de localizar desde la pantalla del ordenador, on line, y completamente gratis. Una entrada y una herramienta que será clave en el trabajo de los investigadores de la historieta tanto en nuestro país, como fuera de él. 
También nos informó Manuel de la creación de la Asociación Cultural Tebeosfera, una asociación sin ánimo de lucro destinada a la catalogación, organización y difusión del tebeo en español. Asociarse a la misma, 20 euritos de nada. La recompensa, la subsistencia de la misma Tebeosfera y... 
Actualmente, el volumen de datos e imágenes incorporados es tal (casi 100.000 fichas), y la gestión de las bases de datos generadas requiere tantos recursos que nos vemos obligados a cambiar a un servidor más potente, lo cual resulta más costoso. Por ello solicito que te asocies a Tebeosfera. Para sostener este servidor bastará con cien socios; y cuando el número de socios supere los 200, tenemos planeado lanzar una línea de libros teóricos que recojan ensayos sobre historieta y humor gráfico. El socio los recibirá gratuitamente en su domicilio.
La cuota de afiliación es de solamente 20 euros anuales, y la forma de afiliarse es a través de transferencia bancaria, o ingreso directo, en la cuenta mancomunada de la entidad BBVA número: 0182 6101 83 0201519741.  Se haga a través de transferencia, a través de ventanilla o de cajero automático de BBVA, es importante que se indique el nombre y apellidos del afiliado en el campo “asunto”, con el fin de llevar correctamente el registro de socios en nuestro Libro de Socios y en el de Cuentas.
La Asociación remitirá al asociado confirmación de su registro en el libro correspondiente, para lo cual sería conveniente disponer del correo electrónico, teléfono o dirección postal del nuevo miembro. 
y 3) De correos y noticias va la cosa. Estos días, ocupadísimos, pero no hemos dejado de recibir buenas noticias comiqueras (que las de ahí fuera parece que no tienen remedio). Resulta que después de su publicación en argentina en un tomo y su desaparición webera, una de nuestras tiras online favoritas, Edén, ha reaparecido con más brío que nunca. Su autor, Kioskerman, ha vuelto a la buena vieja costumbre de publicar una tira semanal de esos personajes líricos, filósofos de la fantasia, que pueblan las ensoñaciones de Edén. Se pueden ustedes "suscribir", sin apoquinar un chelín, claro, a la tira y recibirla como un regalo cada lunes en sus correos. No se arrepentirán, seguro.

martes, junio 22, 2010

El viejo Palomar y alrededores.

La evolución de los medios narrativos está condicionada en buena medida por la educación de sus lectores-receptores o, mejor dicho, por su grado de asimilación ante la novedad de las propuestas discursivas que aquellos plantean. Lo que queremos decir es que si les hubieramos soltado a los lectores del XVIII alguna de las obras de Virginia Wolf, éstos no hubieran sabido por donde cogerla. Hace falta tiempo, práctica y conocimiento del código para descifrar a (vamos a poner) un tipo tan crítico como Tarkovski. A nadie se le ocurriría comenzar su inmersión cinematográfica con El espejo, esperamos.
Otro asunto es el grado de maduración de los discursos. A los vehículos literarios se les supone un pasado florido y abundante en propuestas. Cuando los modernistas ingleses (Joyce a la cabeza) plantean sus imaginativas soluciones a comienzos del S. XX, los precendentes garantizaban una recepción halagüeña. Medios más jóvenes como el cine y el cómic recorrieron ese camino de evolución con velocidades diferentes. El séptimo arte se incorpora sin demora a la vanguardia. El cómic la roza tangencialmente. Por eso, cuando llega la Nouvelle Vague al cine, en el cómic las propuestas son mucho más clásicas, eminentemente "populares" (en todos sus sentidos) y aparecen "contaminadas" de otros discursos como el cine clásico.
A las series televisivas les sucedió otro tanto (con más razón, diacrónica): bastante intrascendencia narrativa durante largo tiempo; comedias costumbristas, series de acción y alguna joya esporádica que alude a la continuidad y al cuadro crítico-social detrás de la apariencia de género, como Canción triste de Hill Street. Somos de los que pensamos que hasta la irrupción rupturista, marciana e hipnótica de David Lynch, con su Twin Peaks, la cosa televisiva no vivió su seísmo de elaboración vanguardista. Sin Lynch no entendemos casi nada de lo que vino después, ni esas grandes películas de 50 horas, como son Los Soprano o, sobre todo, The Wire, ni esas series formadas por 40 grandes películas, como Madmen; o las enredaderas interconectadas de Perdidos.
Y aquí queríamos llegar (un post que pretende hablar de Gilbert Hernandez y su Palomar y que, tres párrafos después, ni los ha mencionado aún). El hecho es que comenzar a leer la saga del señor Hernandez a partir de Nuevas historias del viejo Palomar (recientemente publicada por La Cúpula) es tarea tan azarosa y complicada como intentar engancharse a los trucos adictivos de Perdidos a partir de la tercera temporada. Misión improbable.
La aparición de los Hernandez Bros en los 80, con su Love & Rockets y sus diferentes sagas narrativas, fue un pequeño cataclismo para el medio. Tuvo mucho de vanguardia, la verdad, o de postvanguardia o de postmodernidad. Sus historias fragmentarias, sus puntos de vista constantemente cambiantes, su visión dislocada de la realidad y su realismo mágico conectaban la obra de estos dos genios del cómic con la de los autores hispanoamericanos del Boom de los 50-60. Algunos lectores no estábamos preparados, reconozcámoslo, para aquellas entregas fraccionadas y fraccionarias que se nos regalaban en El Víbora. No entendíamos nada, ni reconocíamos a unas Lubas de otras.
Suponemos que esta es la misma causa del estupor que causo hace dos años en algunos lectores la elección sistemática de La educación de Hopey Glass, de Jaime Hernandez, como uno de los mejores tebeos del 2008, por parte de críticos y más críticos. Locas se lee en pequeñas dosis, pero se entiende como un todo. Lo mismo sucede con Palomar. Hace unos años, cuando hablábamos de Beto Hernandez y de su obra magna, señalábamos cuánto se disfruta de su trabajo cuando éste se lee agrupado bajo el formato de novela gráfica. Es lo que les sucede a muchos espectadores contemporáneos con las series televisivas: vistas (gracias a internet) sin pausas publicitarias y con la continuidad que garantizan los medios digitales, el disfrute se multiplica.
No sería de buenos anfitriones recomendarles que abordaran el trabajo de Beto Hernandez a partir de este Nuevas historias del Viejo Palomar, como no lo es tampoco pensar en Luba: En Norteamerica como episodio iniciático. No obstante, si deciden bautizarse en esta gozosa historia-río de familias numerosas, pueblos felizmente miserables y babosas alimenticias, les sugerimos dos itinerarios: si son amantes de los flashbacks audaces, lancense con los dos episodios de Palomar publicados por La Cúpula y completen luego los huecos de la historia con la lectura de Río Veneno; si son ustedes de aquellos de la linealidad con sobresaltos, cambien el orden lector y pasen del Río a los Palomares. Completado el prolegómeno necesario, aventúrense ya sin pudor a devorar este Nuevas historias del viejo Palomar, Luba: En Norteamerica, Luba: El libro de Ofelia o Luba: 3 hijas o cualquier otro de los episodios palomarescos que puedan venir.

Así seguro que sí. Y es que resulta que cada nueva reescritura de las vidas, desventuras y verdaderos milagros de los protagonistas de este Macondo viñetero, respira humanidad, de la de verdad, de la de la ficción verosímil. Episodios como los de Nuevas historias... son las piezas que completan un puzle, aparentemente, lleno de interrogantes y en constante crecimiento. Cada respuesta llama a una nueva incognita. En "Los niños de Palomar" se nos desvela la aparición súbita de Tonantzin y Diana, pero se nos deja desnudos de certezas ante su origen; cuanto más descubrimos de Gato y el resto de adolescentes del lugar (Soledad, Guero, Pintor, etc.), menos entendemos de su devenir vital; las visiones de la Tonantzin adolescente dejan vislumbrar una maternidad imposible, pero apenas revelan nada acerca de esas estatuas totémicas que jalonan los arrabales de Palomar y que tanto tienen que ver, aparentemente, con los misterios del lugar. Luba (la gran matriarca, uno de los personajes femeninos más importantes y fecundos del cómic) queda al margen en esta nueva colección de historias.
Lo que les decimos: ventanas y más ventanas que se abren para dejar entrar aire fresco (y parece imposible después de tantos años) a una historia que cuenta entre sus muchos méritos el de ser uno de los grandes cómics contemporáneos. Ahora sí, recuerden, comiencen por el principio si no quieren llevarse berrinches pecuniarios y llenarnos de reproches recomendatorios. 

martes, junio 15, 2010

Charlas comiqueras en la Universidad de León

Andamos liadillos últimamente, lo habrán notado. Por ahora, hasta que recuperemos ritmo, les comentamos un breve que no queremos que se nos pase. Resulta que hace unos días ya se han abierto los plazos para los cursos de verano de la Universidad de León. Entre ellos hay uno que brilla como un buen tebeo: Cómic y cine de animación. Últimas tendencias y relaciones con otros lenguajes. Tendrá lugar en la Obra Social de Caja España, los días 5, 6, 7 y 8 de julio de 2010 y su duración será de 30 horas.

El programa incluye nombres y charlas de esas que no apetece perderse; expertos, autores de relumbrón, blogueros de referencia, estudiosos... Échenle un vistazo (pinchen en la imagen para ampliar):


A nosotros nos han invitado a dar una charla sobre el cómic y sus posibilidades expresivas. Hemos decidido elegir a tres autores por los que, en esta casa, tenemos especial predilección: Ware, Shaw y Chippendale. Básicamente, porque nos parecen tres de los creadores que, con muy diferentes intenciones, medios y resultados, más han arriesgado a la hora de buscar nuevas vías expresivas para el cómic en los últimos años. Queremos dar las gracias más sinceras a José Manuel Trabado, organizador y director del curso, por habernos invitado a un evento del que,estamos seguros, sólo sacaremos experiencias positivas y magisterios memorables.

Si quieren unirse a nosotros, ya lo saben, referencias aquí y aquí. No se vayan demasiado lejos, retornamos en breve.

martes, junio 08, 2010

Poniendo caras.

Estuvimos recientemente en la feria del libro de Madrid. Vimos a pocos autores comiqueros, aunque también observamos un aumento considerable en el número de stands que contaban con cómics entre su oferta. La novela gráfica todo lo invade. Vimos a muchos futuros lectores arremolinándose alrededor de las obras de Ware, Kim y Altarriba o Gipi; probablemente, en mayor número que los que acercaban a otras casetas. Somos gente fiel. No obstante, este no es el tema, sino aquel primero.
No sé que pensarán ustedes, pero tenemos la impresión de que una de las razones por las que el lector asiste a ferias, exposiciones y banquetes editoriales varios, es la de ponerle cara a sus autores de referencia. Con los músicos, cineastas e incluso pintores, la cosa pinta clara, ya que cualquier celebración promocional que se preste no tiene mayor sentido sin la presencia del rostro protagonista. En el campo de la literatura el "implante facial" ha tardado en cuajar, pero hoy en día casi todos conocemos las caras de los Marías, Sabaters y Pérezrevertes de turno; en el cómic la cara no está tan clara. ¿Cómo luce Clowes? ¿Cómo lo hacía Caniff? (miren que hablamos de dos vacas sagradas y consagradas). ¿Pondrían la mano en el fuego sus lectores en una rueda de reconocimiento fisionómico?
Todo esto viene a cuento porque nos hemos topado últimamente con dos direcciones web que juegan a este asunto de ponerle cara a los autores de cómics. Una de ellas es bastante antigua, la de Seth Kushner, todo un personaje: artista visual, director de vídeos musicales, creador de cómics y photocómix, y fotógrafo de celebridades para prestigiosos medios. Dentro de esta última faceta, nos llama mucho la atención la larga serie de retratos que Kushner les ha dedicado a algunos de los más famosos autores contemporáneos de viñetas. En sus fotografías, en ocasiones, el autor intenta retratar a sus "personajes" dentro de su contexto ficcional, o lo más cercanamente posible a su obra comicográfica, para lo cual recrea escenografías en las que conviven los dibujantes y la atmósfera de sus creaciones. Kushner cuelga la mayoría de sus retratos comiqueros en la página web Graphic NYC, que administra al alimón con el escritor y periodista Chistopher Irving (autor de los textos). De sus proyectos, novedades y actualizaciones en general, da cuenta en su blog Seth Kushner News.  
Venga, no me hagan trampas y vamos a comprobar la teoría de ahí arriba, ¿a cuántos de los siguientes autores fotografiados por Kushner reconocen? Algunos, verdaderas leyendas, algún otro ya más que joven promesa.La segunda página que les queremos recomendar va en la misma línea, aunque en este caso se trata de una "web recopilatoria" más que de creación. Nos referimos a fotosdecomics, una web que lleva un tiempo recopilando fotografías referentes al mundo del cómic y sus autores. Un blog cuya cortinilla de presentación descubre a las claras la razón de su existencia y encaja en este post como una fotografía en su marco:
El artista, salvo contadas excepciones, suele ocultarse detrás de su obra, incluso para muchos el artista “es su obra” pero en algunas ocasiones que trataremos de compartir desde este espacio la mirada se aparta del personaje para captar a la persona y es en ese momento en que la ecuación se transforma.
Dos visitas gratificantes. Así, viéndonos las caras, cerramos este post. Anonimatos al descubierto, buen entretenimiento.