martes, febrero 24, 2015

Sam Zabel y la pluma mágica, de Dylan Horrocks. Aventuras y metacómics

Hicksville se público en 1998 y su edición española en 2003 (a cargo de Edicions De Ponent y Ediciones Balboa), en ninguna de esas dos fechas el cómic de Dylan Horrocks recibió la atención que merecía. No ha sido hasta bastantes años después cuando la crítica y el público ha sabido descubrir, en las posteriores reediciones de la obra, la valentía de un autor que se adentró de cabeza en eso que llaman autorreferencialidad y espíritu postmoderno. Es cierto, ya existían metacómics y tebeos autorreflexivos antes de Hicksville, pero el cómic de Horrocks funcionó a la perfección como obra completa, una novela gráfica compleja, inteligente y llena de lecturas. Un cómic de cómics, una reflexión sobre el cómic hecha desde dentro y tejida con los mimbres mismos de la narración gráfica.
Años después, recuperamos a Dylan Horrocks en Sam Zabel y la pluma mágica, un tebeo que enlaza directamente con Hicksville en muchos sentidos. Se trata de nuevo de un metacómic lleno de jugueteos con el lenguaje y autorreferencias. Sam Zabel y la pluma mágica también está protagonizado por un personaje alterego transparente del propio Horrocks: Sam Zabel es un dibujante de cómics que ha perdido su inspiración y que sufre terror ante el vacío de la página en blanco. Su historia, su aventura será la que de sentido y construya las páginas del cómic de Horrocks; apenas escondido en las dudas y tribulaciones de su personaje.
Pero, dentro de esa misma lógica interna, en Sam Zabel y la pluma mágica disfrutaremos de los ficticios trabajos autorales del propio Sam Zabel (esos comic-books superheroicos protagonizados por Lady Night de los que él reniega por su naturaleza puramente alimenticia), así como de sus lecturas (El Rey de Marte) y ensoñaciones. Metacómics y más metacómics, historietas dentro de la historia.
Gracias a la aparición de una "pluma mágica" que convierte la ficción en realidad, la historia y la fantasía se entremezclan en las páginas de este cómic para construir una historia de aventuras, cargada de peripecias y saltos temporales que debemos leer como un homenaje continuado al cómic y su mitología. Son constantes los guiños a autores, épocas y géneros de la historieta (es especialmente divertido y paródico el capítulo en el que Horrocks recrea el espíritu de los mangas hentai). En su viaje, Sam Zabel se topará con personajes propios y ajenos, y con compañeros inesperados como Miki, la joven otaku, o la fan comiquera Alice Brown. Entre todos componen una historia cargada de sorpresas e imaginación, que nunca pierde su conexión con la tierra, con esa Nueva Zelanda ancestral que tan integrada está en los tebeos de Horrocks.
Es cierto que Sam Zabel y la pluma mágica carece del brillo y la densidad narrativa de Hicksville; también lo es que el recurso a una "pluma mágica" no resulta tan brillante ni ofrece tantas posibilidades como la ingeniosa biblioteca-faro de los cómics que nunca se escribieron de Hicksville. Por contra, la nueva historia de Horrocks es más lúdica, procaz y ligera que aquella. Es, en todo caso, un cómic divertido que se lee con una sonrisa en la boca de principio a fin; un homenaje a la narración gráfica, cargado de historias y referencias al medio. Un nuevo metacómic firmado por Dylan Horrocks.

martes, febrero 17, 2015

The Return of Picturator, de Gonzalo Rueda. Surrealismo y exuberancia pop

Gonzalo Rueda es uno de los máximos representantes del surrealismo pop en nuestro país (y es uno de nuestrosa artistas favoritos). Lo vio con claridad Joan S. Luna, editor de Los colores del underground, esa antología de referencia del surrealismo pop contemporáneo.
Le conocemos, además, por su labor editorial al frente del colectivo Estudiosos del Tema, responsables de una revista de arte brillante e impredecible que responde al nombre de La Cruda. La labor de Rueda en los últimos años ha sido prolífica y diversa, ha dejado su impronta en portadas de discos (reales e imaginados), ha dibujado cómics y cuadernos de viajes y ha pintado, mucho, desde retablos a series fábuladas, pasando por óleos de gran tamaño tan fértiles como voluptuosos.
Los lienzos de Gonzalo Rueda se alimentan del humor y de la descontextualización (histórica, geográfica y cultural), herramientas que el artista emplea para crear ácidas paradojas y reubicaciones surrealistas cargadas de ingenio y cultura pop. El sentido del absurdo y la carga de profundidad de su mensaje se acrecienta gracias a la notable técnica pictórica de Rueda, quien, con su detallismo figurativo y su paleta de verdes turquesas, dorados y ocres carne, consigue crear auténticos bodegones del exceso, retratos del disparate y orgiásticos bestiarios.
Encontramos ejemplos de casi todo ello en The Return of Picturator Magazine el imaginativo y fecundo catálogo de su obra que Estudiosos del Tema acaba de publicar bajo la forma y apariencia de un comic-book tan pulp y exuberante como la misma obra del autor. En él encontramos reproducciones de los óleos de Rueda, un póster de una de sus obras, un ensallo de Mery Cuesta sobre lo bizarro en Rueda y una reproducción de Retablo Santhagio Martir, uno de sus trabajos más impresionantes y representativos.
¿Muestrario pop, catálogo, faznine pulp ilustrado? Da un poco igual, cuando un artista nos regala una tarjeta de presentación semejante la sonrisa de gratitud la tiene ganada de antemano.

martes, febrero 03, 2015

Enrique Marty y dibujos a tutiplén en el DA2

Acaba de concluir la exposición sobre la trayectoria de Enrique Marty en el DA2 de Salamanca (su ciudad de origen). Conocíamos el eclécticismo artístico de Marty a través de vídeos, fotografías y alguna escultura que se había incluido en muestras colectivas anteriores. Sin embargo, no habíamos tenido la ocasión de acercarnos a una recopilación tan amplia de trabajos suyos como la que se ha mostrado en esta ya finalizada exposición bajo el título Terapia de grupo, acto de fe, cuarto oscuro.
Como se anunciaba en su epígrafe y se desarrollaba en el catálogo de la muestra, las obras del autor salmantino se estructuraron sobre tres ejes (o "Actos"). En el "Acto I: Cuarto oscuro", se nos mostraba "el mundo de las obsesiones, del miedo y la megalomanía o la sed de poder"; "Acto II: Terapia de grupo", "recogía obras en las que Marty aborda las relaciones por las cuales los seres humanos se constituyen en sujeto y, en particular, la 'economía de esas relaciones de poder' -como afirmaría Focault-, ejercidas por instituciones como la 'familia' y los 'amigos' sobre nosotros o los otros"; finalmente, "Acto III: Acto de fe", nos invitaba a recorrer aquellos trabajos que "tratan básicamente de creencias, convicciones, sentimientos religiosos o, incluso, fantasmagorías y esueños de circo".
En realidad, muchas de las obras de Marty presentes en la muestra podrían haberse desplazado de una categoría a otra sin desentonar. Batantes de ellas mantienen ciertas constantes temáticas y conceptuales que tienen que ver con un acercamiento desesperanzado a la visión del hombre como ser social, y a esclavitud respecto a convenciones e imposiciones culturales. El autor plasma su mirada sobre el absurdo de la existencia a través de diferentes soportes artísticos y una variedad sorprendente de técnicas plásticas y escultóricas.
Precisamente, sus esculturas, hombrecillos contrahechos dotados de una solemnidad patética (Escena al azar, Los bastardos, Modelos de gente fácilmente ofendible o Rezad, rezad, P.I.G.S.), nos recuerdan a los "ejércitos" alienados de Juan Muñoz, pero también al desgarrado existencialismo expresionista de Giacometti o al cruel absurdo neodadaísta de algunas esculturas antropomórficas de Oppenheim como Attempt to Raise Hell. En el caso de la serie "Excena exterior revelada" las piezas adquieren un carácter mucho más marcadamente alegórico, con referencias simbólicas a la tópica literaria (Vanitas vanitatum, Memento mori, Ars moriendi) y a la historia del arte, desde el Barroco y el Romanticismo al Étant Donnés de Duchamp.
Los cuadros, fotografías y vídeos de Marty funcionan también como espejos de la sociedad y la familia. El espectador se contempla en ellos y recibe el reflejo matizado de sus propias miserias y frustraciones, sin adornos o filtros embellecedores. Las imágenes que observamos en Terapia de grupo, acto de fe, cuarto oscuro hurgan en las heridas hasta hacerlas sangrar, nos devuelven una visión esperpéntica de la realidad que termina por resultar mucho más real que la realidad misma.
La segunda exposición presente en el DA2 consistía (consiste, de hecho, ya que tienen ustedes la ocasión de visitarla hasta el 8 de febrero) en una estimable selección de Dibujo contemporáneo en la Colección DKV. Entre las muestras elegidas por la compañia aseguradora para su colección itinerante se hallan algunos de los dibujantes e ilustradores con más futuro de nuestro país; y sobre todo encontramos razones para afirmar que el arte plástico contemporáneo ha recuperado la fe en el dibujo y ha hallado en él una de las vías más fructíferas e inspiradas de su propducción.
Más allá de los diferentes enfoques y estilos, la exposición reivindica el protagonismo que vuelve a tener hoy el dibujo, que reside precisamente en su sencillez extrema, en la humildad de un procedimiento que contrasta con el mundo que nos rodea, donde reina la desmesura tecnológica y el exceso de artificio. Frente a todo ello, el discurso de la comisaria, Alicia Ventura, defiende la resistencia y la fascinante capacidad de atracción del dibujo.
En ella podemos disfrutar de ejemplos figurativos como las irónicas y sutiles reconstrucciones grupales de Rosana Antolí, la doméstica fragilidad naïve de Andrea Canepa, los grafitos insinuantes y elípticos de Agustín Bayón, el lánguido romanticismo de los retratos de Marina Puche o las escenografiadas arquitecturas interiores de Saelia Aparicio. No faltan referencias abstractas y conceptuales, como las que encontramos en las delicadas hojas de humo de Señor Cifrian, en la intelectualizada propuesta de Ignacio Uriarte, en la colección de acrílicos de José Medina Galeote o en la muy inteligente deconstrucción acumulativa conceptual de Almudena Lobera.